17 mayo 2023
senior

Distintos tipos de dieta para residencias de ancianos

La alimentación es esencial en todas las etapas de la vida, pero especialmente importante en la tercera edad, cuando el cuerpo necesita mantenerse saludable y fuerte para prevenir enfermedades y mantener la calidad de vida. 

Una buena alimentación no solo reduce el riesgo de enfermedades, sino que también fortalece el sistema inmunológico, ayudando a las personas a combatir cualquier tipo de proceso vírico o infeccioso. Una dieta saludable también puede mejorar el bienestar social y emocional de las personas afectadas por su entorno, permitiéndoles conectarse más con los demás.

En los centros sociosanitarios y en las residencias de ancianos, es necesario prestar atención a las necesidades de los residentes y asegurarse de proporcionarles una dieta saludable y equilibrada. En este post de nuestro blog, hablaremos de los distintos tipos de dieta en residencias de ancianos. 

Tipos de dieta en residencias

Dieta Basal

La mayoría de los residentes de las residencias de ancianos siguen una dieta normal y equilibrada. Este tipo de dieta incluye todos los grupos de alimentos como frutas, verduras, legumbres, cereales, proteínas y grasas saludables.

El objetivo principal de seguir una dieta basal es mantener un buen estado nutricional en los residentes y a su vez, satisfacer las necesidades fisiológicas y psicológicas.

A la hora de elaborar una dieta basal, se tendrán en cuenta los siguientes elementos:

  • Reparto equilibrado de los alimentos a lo largo del día, generalmente en 4 ingestas (desayuno, comida, merienda y cena)
  • Menús variados que incluyan los distintos grupos de alimentos, variando el tipo de cocción para fomentar la variedad y evitar el aburrimiento a la hora de comer.
  • Ofrecer los alimentos de un modo atractivo para la vista, además de que tengan un olor y un sabor agradable para que las personas de la tercera edad no los rechacen ya que en esas edades disminuye el número de papilas gustativas.
  • Mantener una cantidad de alimentos adecuada y adaptada al colectivo de personas de tercera edad al que van dirigidas. 
varieda de alimentos vegetales

Dieta de fácil masticación, triturada o líquida

Para aquellos residentes que tienen dificultad para masticar o tragar alimentos, se puede proporcionar una dieta  de fácil masticación adaptada a sus necesidades. De esta forma incluimos una variedad de alimentos cuya textura sea fácil de masticar y tragar como pueden ser purés, cremas, pudines y alimentos blandos como el pescado y las carnes desmenuzadas.

 Además, es necesario tener en cuenta que los problemas de disfagia son bastante comunes en la tercera edad, por tanto, debemos estar preparados para poder ofrecer dietas de tipo trituradas para aquellas personas que así lo requieran. En este punto siempre es recomendable seguir los estándares IDDSI para respetar las necesidades de las personas con problemas de deglución y adaptarse así a la textura requerida..

Dieta para diabéticos

Según la Sociedad Española de Diabetes, 1 de cada 4 personas mayores de 65 años en España sufre de diabetes. Como vemos, por tanto, la diabetes es una enfermedad que afecta enormemente a la población de la tercera edad. Eso implica que este tipo de dieta especial sea muy frecuente en centros sociosanitarios y residencias de ancianos.

Dentro de los distintos tipos de dieta en residencias que podemos ofrecer, la dieta para diabéticos será una de las más comunes y desempeña un papel esencial en el cuidado de las personas que padecen esta patología, junto al ejercicio físico y la medicación (oral, insulina o mixta dependiendo del tipo de diabetes).

De acuerdo a si se trata de una diabetes de tipo compensada y controlada o descompensada, se requerirá restringir en mayor o menor medida el aporte total de hidratos de carbono como, también, controlar el aporte de grasas.
A nivel general, los principales elementos a tener en cuenta en una dieta para personas con diabetes son:

  1. Una dieta controlada en carbohidratos complejos (arroz, pasta, patatas entre otros)  y restringida en azúcares simples  Por tanto, evitaremos añadir azúcar en las diferentes preparaciones, sólidas y líquidas como los dulces en general. 
  2. Una dieta rica en fibra ayuda a controlar los niveles de azúcar en la sangre y mejora la digestión. Por ese motivo incrementaremos los alimentos como las verduras y las frutas que deben ser la base de una dieta saludable. También es recomendable sustituir las dosis de pan permitidas por un pan de tipo integral.
  3. El pescado, los frutos secos, y el aceite de oliva son importantes fuentes de grasas saludables, un tipo de alimento esencial para una dieta equilibrada y perfecta en el entorno de una dieta específica para personas con diabetes.
  4. Las porciones deben ser controladas para mantener los niveles de azúcar en la sangre estables.
  5. Las proteínas magras, como las que se encuentran en el pollo, el pescado, son importantes para una dieta equilibrada.

Dieta sin sal o hiposódica

La hipertensión arterial es una patología también muy frecuente en personas de la tercera edad y es habitual que exista un tratamiento farmacológico para controlarla de manera eficaz.

Sin embargo, es importante también aplicar medidas dietéticas como mantener una alimentación baja en sodio para evitar el aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en los ancianos. 

Para aquellos residentes que necesitan reducir la cantidad de sodio en su dieta, se puede proporcionar una dieta sin sal siguiendo los siguientes criterios:

  • Esta dieta elimina la sal de adición, es decir aquella sal que se añade al cocinar o la sal de mesa que se incorpora a los platos ya preparados.
  • En lugar de añadir sal a la cocción y preparación de los alimentos, es conveniente agregar condimentos, especias y plantas aromáticas. Entre los más habituales encontramos el ajo, la cebolla, el limón, el perejil, la albahaca, el tomillo, la mostaza en polvo, el orégano, el laurel o el romero entre otros.
  • Restringir el consumo de alimentos procesados como jamón serrano y embutidos, aceitunas, patés o conservas de pescado que suelen tener un nivel de sal añadido demasiado alto.
  • Eliminar de la dieta los alimentos ultraprocesados como cubitos de caldo, salsas comerciales o platos preparados que en su lista de ingredientes incluyen altos niveles de sal, además de muchos conservantes y otros ingredientes poco saludables.
  • Moderar la ingesta de alimentos con una concentración de sal alta de manera natural, como pueden ser los quesos secos y semisecos, los mariscos y los pescados azules.
  • Incrementar el consumo de alimentos de bajo contenido sódico como leche, lacteos frescos con poca sal, pastas, arroz y legumbres.
  • Sustituir el pan habitual por pan sin sal, muy fácil de encontrar hoy en día.
Tipos de dieta en residencias de ancianos

Dieta baja en proteínas

Algunos residentes pueden necesitar una dieta baja en proteínas debido a problemas renales o hepáticos. En estos casos, se puede proporcionar una dieta modificada en proteínas, favoreciendo el consumo de carbohidratos complejos (pasta, cereales refinados…) y grasas saludables de origen vegetal como el aceite de oliva. 

En una dieta saludable y equilibrada para personas de la tercera edad, la ingesta de proteínas debe contemplar aproximadamente un 15 % del valor calórico total de la dieta.

Sin embargo, en el caso de enfermedades renales o hepáticas necesitaremos  modificar ese porcentaje de proteínas en la dieta de acuerdo a sus necesidades estipuladas por el cuerpo médico.

Además  del control proteico, una dieta especial para personas con problemas renales o hepáticos debe tener en cuenta:

  1. Incrementar los alimentos que contienen carbohidratos complejos, como los encontrados en cereales enteros, las frutas y las verduras. Estos alimentos deben constituir la mayor parte de las calorías diarias..
  2. Las grasas saturadas y el colesterol son los grandes enemigos de la salud de los riñones y el hígado y por tanto, debemos limitarlos. Incluir pescado azul y grasas saludables como el aceite de oliva o el aguacate son buenas opciones.
  3. Controlar el sodio, es decir, reducir la ingesta de sal añadida en la dieta. Podemos tener en cuenta también las recomendaciones que hemos indicado más arriba para las dietas sin sal.
  4. Las personas con enfermedad renal o hepática pueden tener deficiencias nutricionales, por lo que es importante que la dieta incluya suficientes vitaminas y minerales. La ingesta diaria de frutas y verduras variadas todos los días en al menos 3 de las 4 comidas del día, ayudará en ese aspecto.

Estos tipos de dietas que hemos mencionado son algunas de las más habituales en un centro sociosanitario o en una residencia de ancianos, pero puede haber muchas otras opciones. Las dietas sin gluten para personas celíacas son cada vez más comunes y siempre cabe la posibilidad de tener que adaptar dietas líquidas o trituradas en momentos ocasionales tras una enfermedad o una intervención quirúrgica.

En conclusión, es importante proporcionar una variedad de opciones y tipos de dieta en residencias de ancianos para satisfacer las necesidades y preferencias de cada residente. El nutricionista será la persona responsable de crear planes de comidas específicos para cada residente y asegurarse de que se proporcionen los nutrientes necesarios para mantener una buena salud.

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